Que no me encuentren

viernes, enero 26, 2007

Licencia literetica

Me he permitido escribir este post solo por la acumulacion de sucesos desfavorables que han sucedido recientemente. He querido penosamente retomar la practica heretica de intercalar con la lectura obligatoria correspondiente de la materia que estudie con cualquier tipo de literatura ficticia que poco y nada tenga que ver con aquello que se me es impuesto. Recorri cada uno de los estantes de la biblioteca con resultados nefastos. He vistome obligado a comenzar y a abandonar la lectura de varios libros por razones diversas. A continuacion una lista detallada de los libros elegidos y las razones concernientes a su abandono. Me siento con el derecho de cambiar libremente el estilo de redaccion segun el antojo del instante de escritura.
Libro 1: Doctor Jivago.
Doctor Jivago, claro que lo escuche nombrar, es una de esas cosas que si o si tenes que leer. Mama mas de una vez dio por sobresupuesto que lo habia leido, y cuando le decia que nunca tuve el decoro de agarrarlo hacia notar mi falta de forma exagerada: No! Tenes que leer ese libro, es esencial! Ademas es tan lindo... Pero ademas de mama Jivago y en especial, el personaje con el que me reencontre en las primeras paginas trae consigo las reminisencias de un amor pasajero. Lara se llamaba, se identificaba con maria Nicolaievtna (o como se escriba). Recorde entonces que me habia recomendado esta lectura y algo de ese viejo amor revivio por unos instantes. Debo confesar que la densitud y la frecuencia de las descripciones naturales (la forma en la que sopla el viento, la manera en la que cae la lluvia, la extension de una colina) terminaron por estirpar los recuerdos, el amor y el interes que habiame llevado a escojer al DR Jivago como la primera opcion. El abandono del libro sucedio de la forma siguiente: Senti la ansiedad de un cigarrillo, escogi uno de los dos señaladores que estaban a mi alcance (la eleccion no se debio a razones esteticas sino que fue por razones puramente estocasticas). Cerre el libro. Una breve reflexion sobre ese tipo de señaladores que pueden dañar las paginas de un libro. No le di interes. Una vez con el libro cerrado y sobre la mesa prosegui a buscar el cigarrillo. Me tome unos breves segundos, quizas instantes de segundos, para recordar a Lara. Una vez que la olvide, que saboree timidamente la primer pitada del cigarrillo volvi al libro. Abri donde el señalador indicaba que habia abandonado la lectura. Fugazmente comprobe que el señalador no habia dejado ninguna marca. Quite el señalador. Cerre el libro. Surgio la siguiente reflexion: Para leer estas descripciones leo a Tolkien o a Garcia Marquez... quiero emocion, acciones!
Guarde el libro en el lugar y lo que siguio fue lo siguiente.
Observe el lomo de los libros al menos dos veces. En ambos casos mi mirada se detuvo en "por quien doblan las campanas" de Hemingway. Como era la eleccion obvia la deseche y pense en elegir un libro al azar, lo primero que apareciera desde el estante mas septentrional seria lo que iria a leer. ¿Despues de todo no habia querido siempre leer cada uno de esos libros sepultados alli?. Lo primero con lo que tropece fue con un libro que se llamaba "el transplante". El nombre del autor no lo recuerdo, pero quise saber algo sobre el. La biografia decia algo asi: Nacido en washington estudio medicina, primero trabajo como ayudante, luego como practicante..." en aquel momento interrumpi la lectura. La medicina siempre me impresiono, los transplantes mas aun. Los anatomistas terminan generandome un rechazo escatologico por el cuerpo humano. Mejor que ese libro vuelva a su lugar.
De nuevo recorri el estante que se encontraba mas a la derecha... mis ojos se pasaron de nuevo por quien doblan las campanas, de Hemingway, pero como era la eleccion obvia segui mirando. El decameron de bocaccio!! Sonrei y lo tome enseguida, sin darme cuenta que tire otro libro al suelo. Sabiendo que estaba en italiano lei las primeras 2 paginas para notar que el esfuerzo mental que debia hacer al transcribir mentalmente los codigos propios de la lengua en la que se escribio el texto y la que comunmente para pensar. La idea es relajarme, intercalar ficcion con inteleccion. Deje el libro un poco abrumado y triste por no tener una version castellana de aquella perversa obra maestra que habia ensuciado a mi infancia.
Finalmente me aleje del estante aquel habiendo de posar por ultima vez mis ojos sobre por quien doblan las campanas. Fui al estante de literatura latinoamericano. Descarte un posible amado al instante en que lo vi, tambien descarte una relectura de Adan buenosayres, por mas que me encante su introduccion, su primera pagina, el resto del libro no me genero lo mismo. Me vi tentado de tomar a bioy, pero lo poco que hay en aquella biblioteca lo conocia demasiado como para despertar la pasion que buscaba encontrar en la lectura. Me cambie de estante y pose mis ojos sobre el libro que estaba al lado del que habia tomado en primer lugar, al costado de Dr Jivago en una edicion similar, la montaña magica de Thomas mann. No, no no... no es lo que quiero leer me repetí. Ademas de este estante es la eleccion obvia, si no tome a Hemingway porque lo haria con Mann?. Segui mirando, a travese los libros de filosofia rapidamente sin dejar de sonreir cuando el lomo escondido de "el ocaso de los idolos" asomo timido en su version de bolsillo... Pense en cambiarlo de lugar, la republica de platon que estaba al lado lo empequeñecia. No era momento, tenia que elegir un libro y queria ficcion. Con Asimov me paso lo mismo que me paso con Bioy casares. No obstante "el fin de la eternidad" me trajo un grato recuerdo de un yo de 10 años atras. Enseguidita se me vino la imagen de asimov estudiando historia, el nudo del estomago solo se me fue cuando me tope con casualidad con los Idus de Marzo.
Los idus de marzo, al igual que jivago es uno de esos libros que segun mi mama estoy obligado a leer, un poco porque ella relaciona la antropologia/arqueologia con la historia y mas aun con la roma de los cesares, otro poco porque es uno de esos libros que la facino en su infancia cuando ella leia como leo actualmente yo. Cuando uno envejece deja de leer, o se vuelve aun mas selectivo y como nada le satisface no lee. No se bien la razon pero probablemente la idea me vuelva en algun momento de mi pronta vejentud. Bien... Los idus de marzo entonces era una promesa que me habia hecho a mi mismo y que muchas veces quise cumplir pero que no pude hacerlo por no saber donde se habia metido ese libro. Lo busque bastante pero estaba perdido detras de otro libro. Apequeñecido aun mas que el ocaso de los idolos de nietzche por la republica de platon.
Los idus de marzo: Abri el libro, pase rapidamente la cita de goethe porque estaba en aleman, me apresure emocionado a la traduccion castellana que el traductor habia hecho. La cita estaba buena, goethe en mi infancia me habia facinado... habia llegado a él al igual que a schopenahuer por un libro de Borges. Todo empezaba bien, las dedicaciones a dos amigos, uno de los cuales cayo bajo el regimen facista del duce, y otro que era ciego le dieron un toque de emocion al libro. Wilder thorton es el autor, tengo que recordarlo pense. Las primeras paginas me ocacionaron sueño. No pudieron despertar lo necesario para que continue con la lectura. Su metodo, el de cartas y escritos literarios de distinto tipo me hicieron sentir que estaba en mi escritorio de intelectual analizando fuentes historicas. No, eso definitivamente no me despeja. Cerre el libro y resignado me permiti esta licencia literetica... como si escribir calmara mis sedientos demonios de lectura y me ofreciera un escape de la antropo-atrofia mental.
Ultimamente tres lineas de algo que me guste basta para despertar una infinidad de ideas en mi cabeza chamuscada. Escribir me esta volviendo a gustar.

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